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CONTRA VIENTO Y MAREA

admin     Editorial/ EL Universo    2022-10-24 23:22:47    4


Es más fácil destruir que construir decía Nelson Mandela. Aunque parezca una frase común, esta expresión es verdad.

Sin duda, vivimos momentos complejos en lo económico, social y político. Son tiempos en los que parecería correcto buscar puntos de conciliación, de una agenda común en beneficio del país. Es así como grandes líderes mundiales han enfrentado crisis locales y regionales. No es imposible sumarse a una causa que esté por encima de intereses particulares.

En otra hora, cuando Ecuador tenía políticos de mayor envergadura, los entendimientos ayudaron a superar crisis. No cabe duda de que la calidad de nuestros políticos, su formación académica y valores éticos se han deteriorado, trayendo como consecuencia un menoscabo en la calidad de nuestra democracia.

El presidente Lasso puso sobre el escenario político una propuesta de salida. Es el único que lo hizo en serio y con profundidad. Los demás, casi sin excepción, corean al unísono —sin leer la propuesta— su devolución. Nada propusieron a cambio, como si rechazar pusiera en marcha al país de una manera diferente de la que propone el Gobierno.

Hace días, dos líderes ecuatorianos abrieron el debate político, uno desde nuestra ciudad y otro desde Bélgica; coincidieron en arremeter contra el Gobierno y restarle credibilidad al presidente. Lo llamaron mentiroso y moroso en el cumplimiento de su palabra, pero no propusieron alternativas. No conozco ningún proyecto presentado por ellos. En todo caso, el ataque a Guillermo Lasso implica el reconocimiento de que este goza de confianza ciudadana y, por ende, de credibilidad. Hacia allá apuntaron sus dardos en preparación y anticipo a una posible consulta popular. Los pronunciamientos seguirán sin cesar hasta ahondar en una confrontación donde pierde el país.

Por su parte, la Asamblea Nacional, cuya confiabilidad y prestigio está por los suelos, prepara una artillería opositora para bloquear la iniciativa del Ejecutivo. En este cenáculo tampoco nadie se preocupó por plantear un proyecto de país. Les resultó más importante preparar el menú semanal a costa del pueblo, burlando de paso nuestra inteligencia y subestimando la indignación ciudadana ante estos bochornosos comportamientos.

Se avecina una nueva confrontación, de la que debe salir ganando el Ecuador. Acerco unas sugerencias: la comunicación ciudadana debe fortalecerse, sus ministros deben ser voceros territoriales de propuestas y resolver coyunturalmente problemáticas de sectores que calientan calle, como el agropecuario, que aún no es atendido con prioridad.

Presidente, que no le tiemble la mano si debe ir tras una consulta popular, ni tampoco para tomar decisiones firmes en sectores que claman atención inmediata.

Creo en la necesidad de sacar al Ecuador adelante y esto va más allá del gusto o disgusto de quien lo lidere. Al final del día, el sustento de nuestras familias es producto del esfuerzo, aunque nos toque trabajar en un entorno que no está bien, pero donde se avizora la voluntad política para mejorarlo. A mí me importa el Ecuador, ¿y a ti? (O)

 



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